Me llenabas, necesitaba necesitarte, necesitaba quererte, adorarte, llamarte, oírte, abrazarte, amarte, besarte..
Pero claro, todo cuento necesita un final, ya sea, bueno, o malo. Y bueno, pues el nuestro, perdona, el mío, era malo, muy malo. Desapareciste sin motivos, desapareciste sin decir nada, ni avisar, ni nada. Me dejaste tan vacía, tan desamparada, tan sola.. Y, hasta el día de hoy no he conseguido olvidarte, y no creo que lo vaya a hacer, la verdad, no tengo ni la mínima intención de hacerlo. Pero claro, ¿para qué engañarme?, ¿para qué creer que eso me podía llegar a tranquilizar?, ¿para qué... ?. Eran tantas las dudas que dejaste abiertas, y no sólo dudas, heridas, o al menos, una muy grande. Ahora pienso, que no te mereciste, ni mi tiempo, ni mis besos, ni mis te quiero's, ni mis nada. Sólo quiero, que la próxima vez que la vida se presente una oportunidad así, que me avise. Que me avise para que pueda negarla, y que no se me vuelva a presentar jamás. ¡NO ME QUIERO ENAMORAR!. Estoy harta. Ahora espero que con el tiempo, te des cuenta de lo que dejaste sin atar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario